viernes, 10 de junio de 2011

Un viernes en el Narru

Aprovechando que no habíamos celebrado el cumpleaños de mi hermano, el otro día decidimos ir al Narru, el restaurante de Iñigo Peña.
 Sabiendo que disponen de un menú a un buen precio teniendo en cuenta la buena calidad de la comida, no dudamos ni un momento en que, si queríamos comer ahí, debíamos ir un viernes al mediodía.

Hay que destacar los pequeños detalles, como son el que te sirvan un poco de aceite de arbequina junto a un bollito de pan antes de comenzar a comer. Sin duda abre el apetito y se dice que el aceite crudo prepara el estómago antes de ingerir comida.


El menú es bastante sencillo y dispone de tres primeros, cuatro segundos y tres postres. 
Por supuesto, sencillo no quiere decir simple, y es muy probable que se disfrute más una comida en su sencillez y calidad, que con florituras que sólo esconden lo principal.

De este modo, yo me decanté en primer lugar por un Arroz meloso con langostino y chipirón.
De éste plato decir que sin duda sobresale el sabor a marisco y el arroz estaba en un punto perfecto. El problema de los arroces melosos suele ser que bien están muy pastosos o bien muy líquidos, pero de textura me gustó mucho. Sólo una pequeña crítica en relación a la sal. Es cierto que yo estoy acostumbrada a comer con poca sal, pero todo en su punto. Es mejor pasarse por defecto que por exceso. Aún y todo no se notaba mucho y me gustó realmente.

arroz meloso

detalle del langostino

En segundo lugar, hay que decir que encontré mi gozo en un pozo porque no había secreto ibérico, por lo que me decanté por taco de lomo bajo con crema de piquillo confitado.
Podríamos decir que se trata de un trozo de chuleta deshuesada, es decir carne roja tierna, y a la vez crujiente por fuera. Creo que al ver la foto se puede apreciar mejor que si lo explicara yo el aspecto de este plato. Buena carne, poco hecha como a mi me gusta y con su justa medida de acompañamiento.
Taco de lomo bajo
Y para terminar, el postre: crema de queso con migas crujientes de mantequilla.
Creo que es lo que más me gustó. No tengo ninguna foto del interior, y por fuera quizás no tenga el aspecto más atrayente, pero el sabor a queso y mantequilla se notaban tanto que con lo que me gusta el queso y lo golosa que soy, me entraron ganas de pedirme otro!
 Y para terminar, decidimos tomar el café (que viene incluido en el menú) arriba en la cafetería con las vistas sobre la bahía.


Y todo ello por el módico precio de 26€+IVA.Es decir, 28€ por persona. ¿No me diréis que no está mal, no?



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